Cuando vamos a un restaurante y nos sirven un plato, curiosamente siempre fijamos nuestra vista al color de los alimentos que se muestran en él. De alguna manera, el aspecto de la comida es fundamental, ya que, posteriormente, influye en el sabor. ¿Por qué ocurre esto?
En la corteza cerebral, concretamente en el área occipital, se desarrollan todas las funciones relacionadas con la interpretación de los estímulos visuales y también la relación de la información visual que viene de experiencias visuales pasadas. Así, reconoceremos y apreciaremos lo que estamos viendo en el plato.
Científicos como Charles Spence, explican que en el proceso vista, paladar y lengua en el comer, se dedica mayor actividad en lo visual. Y lo que vemos y observamos está relacionado directamente con la aceptación o no de los nuevos productos.
Con esto se saca en claro que, entonces, el primer sentido con el que probamos es la vista. El montaje de los platos en un restaurante es fundamental para que los consumidores los vean atractivos o no y, a posteriori, los prueben.
Por tanto, los cursos que se han realizado desde AFS para el aprendizaje del montaje de platos, ayudan a comprender el mensaje que se quiere dar para hacer atractiva la comida a la clientela.
Los colores afectan al sabor o influyen en la compra y aceptación de un producto o un alimento, y a raíz de investigaciones científicas, han surgido una serie de premisas:
- El color rojo está relacionado con sabores más dulces.
- Los colores brillantes sugieren bebidas más dulces.
- Las bebidas calientes en recipientes transparentes hacen ver que están más frías.
- La forma y el color del plato influye en los juicios del gusto y la calidad.
¡Ya no depende del sabor, sino del color!